viernes, 20 de noviembre de 2009

CONFESIONES

para v


Sí,

fuí una perra a los doce años,

de tí y para tí,

cuando nítidamente conciente

me deje arrebatar,

al encanto de ese amor.


Y hoy al despedirte de esta vida,

recuerdo

que fué dulce entregarme

verme feliz homosexual tal cual,

bajo el terrible amor que me dió tu mirada,

tu voz,

tu olor,

tu cabello ensortijado,

tu pendejada,

y la embriaguez violenta de un placer

que nuestro suave lecho acogió

rendido y fascinado

ante el atroz roce de aquella tu barba.


Olvidando la verguenza del peso de esa irónica infamia

que mi amor por tí no pudo resistir.


Pero oh!

semejante belleza

de tanto pecado,

tanto estremecimiento,

tanta noche,

tanta dulzura,

prometo cada detalle,

por siempre

guardar.


Mi querido amigo,

compañero, amante, hijo,

hermano,

padre, esposo...

que hoy partiste

dejándonos la añoranza de compartir quizá ya no el amor,

pero sí la sonrisa, los lazos

y la vejez tal vez,

como si apurada la vida tan pronto,

todo se lo quisiera llevar.


Porque con el derecho que me concedió

el haberte amado alguna vez hace ya tantos años atrás...

inevitable me he quebrado para despedirte.


Recordándome en estás lágrimas:

dónde quedaron las líneas y la ilusión de ese amor

que en tí conocí y me moldeó?


Porque violento,

cada luna llena

me he visto

partido y ensangrentado,

pagado facturas

por todos los pecados aquellos

que orgulloso

mi corazón te confiesa,

justificar

no podrá

jamás.

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