para v
Sí,
fuí una perra a los doce años,
de tí y para tí,
cuando nítidamente conciente
me deje arrebatar,
al encanto de ese amor.
Y hoy al despedirte de esta vida,
recuerdo
que fué dulce entregarme
verme feliz homosexual tal cual,
bajo el terrible amor que me dió tu mirada,
tu voz,
tu olor,
tu cabello ensortijado,
tu pendejada,
y la embriaguez violenta de un placer
que nuestro suave lecho acogió
rendido y fascinado
ante el atroz roce de aquella tu barba.
Olvidando la verguenza del peso de esa irónica infamia
que mi amor por tí no pudo resistir.
Pero oh!
semejante belleza
de tanto pecado,
tanto estremecimiento,
tanta noche,
tanta dulzura,
prometo cada detalle,
por siempre
guardar.
Mi querido amigo,
compañero, amante, hijo,
hermano,
padre, esposo...
que hoy partiste
dejándonos la añoranza de compartir quizá ya no el amor,
pero sí la sonrisa, los lazos
y la vejez tal vez,
como si apurada la vida tan pronto,
todo se lo quisiera llevar.
Porque con el derecho que me concedió
el haberte amado alguna vez hace ya tantos años atrás...
inevitable me he quebrado para despedirte.
Recordándome en estás lágrimas:
dónde quedaron las líneas y la ilusión de ese amor
que en tí conocí y me moldeó?
Porque violento,
cada luna llena
me he visto
partido y ensangrentado,
pagado facturas
por todos los pecados aquellos
que orgulloso
mi corazón te confiesa,
justificar
no podrá
jamás.
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