jueves, 28 de mayo de 2009

Travesti

I

Llega la linda navidad en el pueblo y en el jardín de la casa de nuestro pequeño, todo es alegría.

Enmarcado en rosales amarillos, inmenso pino y oloroso cedrón, un grupo de pastorcillas ensayan en el patio de piedra los bellos villancicos y el baile para la nochebuena como lo habían estado haciendo desde hace varias semanas atrás.

La hermana mayor, toca el bombo,
la otra hermana toca el acordeón,
el otro hermano corrige los versos,
y las bailarinas zapatean dando una vuelta al son de la fuga que dice:
"¡Qué viva, que viva mi niño Dios!, ¡Qué viva, que viva que ya nació!"
acompasando el movimiento de sus gruesas polleras con esos villancicos a ritmo de huaynos serranos.

Para construir el nacimiento de la casa los peones habían traído bloques de pasto verde,
las campesinas habían traido exóticas pencas, chullpas y achupallas que crecen en los altísimos montes jalqueños con los que su mamá y su papá construyen en la gran sala de la casa un inmenso nacimiento que roza los altos techos llenando la sala de un intenso olor a pasto verde y plantas andinas.

Del guardapolvo se han bajado muchas cajas llenas de juguetes para adornar el nacimiento: pastorcitos de cerámica, casitas de madera, ovejitas de lana, muñequitos tejidos, animalitos y un sinfin de adornos navideños que su mamá ha coleccionado durante muchos años: desde los más finos hasta los sencillos
y que se colocan con mucho aprecio en el nacimiento.

En el centro de nacimiento se ha construído un bonito pesebre, donde se colocan unas delicadas imagenes de María, de San José, del burro y el buey.
La delicada imagen del niñito Jesús vestido en celeste pastel y oro se coloca todavía a media noche .

Por la noche la casa es un alboroto.
Las pastorcillas se preparan para salir impecables esa noche a bailar, danzar y cantar en la misa de la iglesia del pueblo. Las hermanas de nuestro pequeño dan órdenes, las ayudan a cambiarse, afinan los bombos, ajustan las trenzas de las bailarinas, cosen algunos botones de las blusas, en fin, todos los detalles de último momento. Los hermanos mayores se encargan de las luces, la música y la bebida...

En esa colorida mezcla de cintas de colores, de blusas blancas bordadas,
de gruesas polleras carmesí (se había discutido con anterioridad el color de la pollera que todas usarían)
de anacos, de llanques con florecillas, nuestro niño de cuatro años disfrutaba feliz de ese mundo
mirando y ayudando a las pastorcillas a trenzar sus negros cabellos y a sujetarlos con cintas,
y con ganchitos plateados y adornando sus cuellos con coloridos collares de cristal,
(las más osadas se ponían colorete en los labios y en las mejillas).

Por la noche, todo comenzaba afuera de la casa, donde todas las pastorcillas
se formaban: adelante iba un ángel disfrazado con un ajuar de satén y alas de plata,
una gitana descalza con un pañuelo de seda en sus cabellos y recargada de joyas,
los tres reyes magos con sus coronas y trajes de seda, la pastorcilla más pequeña llevaba un corderito en los brazos y el chuncho saltaba haciendo sonar las chapas que llevaba en la  pierna y con un rebenque de cuero para poner orden.

Las pastorcillas comenzaban la danza visitando las casas principales del pueblo donde cada vecino abría sus puertas para recibirlas y escucharlas cantar delante del nacimiento que todos habían construido en sus respectivas salas.

Las principales familias del pueblo sacaban sus grupos pastorcillas y todas se esforzaban por ser las mejores, algunas se robaban los versos de otras, pero todas en general tenían un estilo muy propio
y unas voces muy hermosas.

Antes de medianoche en la Misa del Gallo todo el mundo estaba en la iglesia
abarrotada de familias, vecinos y los grupos de pastorcillas que cantaban por turnos.

Bombos, sonajas, trenzas, acordeón, pies descalzos, pañuelos blancos polleras, gritos, silbidos!
Qué fiesta! Y cómo resonaba todo en las paredes de la iglesia.
Las señoras del pueblo en los asientos de adelante vestidas elegantísimas, observaban y escuchaban atentas a sus grupos de pastoras, no había concurso, pero todo se comentaba y se discutía luego.

Nuestro niño feliz seguía el paso de las pastorcillas bailando y acompañando con las sonajas hechas de chapas y alambre.

Después de la misa, los grupos de pastorcillas se iban a las casas que representaban, en donde se reunían todo el mundo para la cena navideña.

La gran casa de nuestro niño estaba llena a más no poder.
En la cocina la mamá de nuestro pequeño lo dirigía todo para que nadie se quede sin comer,
las cocineras campesinas servían el chocolate, las papas sancochadas, el estofado de carne y el ají;
su papá repartían aguardiente, cerveza, coca para chacchar, y cigarrillos para los hombres. En la sala no había donde sentarse ya, el comedor estaba lleno, la cocina repleta y muchos comían afuera. Entre tantas risas y abrazos todos compartían la misma fe y alegría hacia el niñito Jesús recién nacido y se preparaban para el gran baile que duraba hasta el amanecer donde se servía como desayuno el caldo de cabeza de carnero.

Y nuestro pequeño feliz luego de bailar junto a las pastorcillas, sentado en el suelo debajo de una mesa con ellas, tomando su caliente chocolate con su inmensa porción de torta de vainilla, sus ojos brillaban felices con los reflejos de las velas, y las guirnaldas multicolores, emocionado y acongojado ante la belleza de la imagen del niño que ya había sido colocado en su pesebre...

Sus amorosa madre y hermanas y hermanos le habían dejado que baile al lado de las pastorcillas porque estaban seguros que de algún modo, su hermanito más parecía una mujercita.

II

Otra linda navidad llega nuevamente,
y nuestro chico, joven ya y huérfano,
viviendo lejos de la vida de su pueblo,
celebra la navidad sin los brillos de antaño,
bailando y cantando, pero ya no en casa.

En casa la celebra cenando y sin mucha fiesta,
y espera que todos se vayan a dormir,
no puede ir a alquilar un hotel para trasvestirse porque se haría tardísimo.

En su cuarto semi desnudo con el rostro y piernas perfectamente
depiladas y humectadas comienza su ritual:
se pone ruleros, abre un champán, se sirve una copa y pone
un disco que le llena de melancolía: "Chabuca Inédita".

Unta su guapo rostro, su cuello y su pecho con la base de maquillaje,
rubor rosa para las mejillas.

Se demora mucho delineando sus grandes y negros ojos como de gata,
usa escarcha plateada en los párpados y se difumina el contorno de ojos en negro.

Un poquito de rosa brillante para sus labios bonitos y listo!
queda conmovedoramente bella, sutilmente sensual.

Unta todo su joven y delgado cuerpo con crema de vainilla.
Para aumentar sus caderas y pompis usa panqueques de esponja,
bajo siete pares de pantys que las disimulan a la perfección, ropa interior roja, negliyé rojo...

Y se pone su vestidito de terciopelo color carmesí,
de inmenso escote en espalda hasta la cintura que él mismo se había cosido.
Y para finalizar, los falsos senos bajo el escote
sin brasiere porque el corte del vestidito se entalla perfecto.

Se suelta los ruleros, peina sus ondeados cabellos con las manos a lo Marilyn,
y se pone sus argollas de plata favoritas.

Anillos, collares y pulseras no. No le gustan.

Se mira al espejo, verifica cada detalle, retoca su maquillaje.

Uau! Travesti guapa! Qué buen gusto!
Naturalmente linda, jamás vulgar! jamás huachafa!

Guarda todo en su carterita de lana:
cigarrillos de menta, encendedor, llaves, dinero, condones,
espejito, maquillaje para retocarse, chicles de canela,
lentes negros por si se amanece,
se pone unos zapatitos rojos con una flor que se los trajeron de Nueva York
coge su preciosa estola de piel y finalmente se dispone a salir…

Antes de salir verifica que todos estén durmiendo en casa,
no hay nadie; se saca y lleva los zapatitos en la mano para no hacer ruido en las escaleras,
baja sigiloso a la puerta principal, sale y cierra la puerta principal, se pone los zapatitos y se prepara para continuar...

Pero viene un taxi y se detiene frente a la casa de donde baja su primo acompañado de enamorada.

Se pone nervioso, su primo nunca lo había visto travestido aunque ya era obvio,
pero no le preocupa, les dice fresco con su femenina voz: Hola, Hola! Feliz navidad! Chau, chau!
apresurada con abrigo y carterita en mano salta las graderías de la entrada de su casa hacia la pista
para tomar el mismo taxi y ZAZ! y se le rompe la tirita del fino zapatito.

“Ay, que pena”, dice la enamorada de su primo.

No se preocupen!
Coge su zapatito y se sube al taxi. Chau, Chau…!
Ya en el taxi, piensa y baja en la esquina, cerca de casa,
con el zapatito en mano, sabe que no puede volver a casa trasvestido para reparar el zapatito con la tirita rota, se pone a buscar en el parque y halla un pedazo de alambre con el cual logra atar talentosamente el zapatito a su piececito el cual queda seguro y perfecto.

Y por fin!,
arranca una flor amarilla del parque,
se las pone detrás de la oreja
y con el toc toc de sus zapatitos se va a bailar en nochebuena!

5 comentarios:

Gus dijo...

Maravilloso...
Y algo triste...
Me gusta el blog,
es simplemente lindo,
te encontre en gays peruanos
soy Gus, el chiko ke inicio
el foro de blogs...
bueno espero
te pases por el mio...
Me hize seguidor delñ tuyo
asi ke estare acvtulaizado kada vez
ke escribas....
sigue el mio!!
(si kieres klaro)
espero podamos der amigo...
Saludos desde Lima!!!
GUS

Mona Herbe dijo...

pásate por mi blog. He leído algún comentario tuyo y me ha gustado tu punto de vista.
yonotengopersonalidad

saludos en bits.

reD_skY dijo...

Definitivamente Escandalizante, sí! así como me gusta! Wow!! whopz whopz!

IAMTHEANGELNEGRO dijo...

genial!

Anónimo dijo...

Escribes hermoso.

;)