Ya vez
que el infierno que dibujaste
reveló sus transparencias
para verte
lamiendo manos ensangrentadas
besando cuerpos destrozados
buscando en otros tantos
un rastro de esa piel caliente donde tus manos
una vez ardieron,
para verte
lavando con lágrimas
los cuerpos
que dejaron su vaho en tu cama
una vez
sagrada.
.
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